Tenía ganas de comprarme unos botines grises. Los había visto en Zara, pero cuando me decidí a comprarlos ya no los puede encontrar. Me conformé con estos salones de Mary Paz.
Tengo que decir, que me costaron muy baratos, pero el día que los estrené, no pude llegar a salir de casa, del vestidor a la puerta de salida ya me mataban.
Sé de amigas que se han comprado zapatos allí sin problemas y encantadas (la compra era más bien sandalia plana), pero yo con estos tacones, no pude. Me vencieron.
No fue la altura, era el tejido. La piel parecía de cartón piedra. Los dedos chillaban de dolor sólo en el ratito de estar por casa antes de ir al trabajo. Increíble.
Tenemos que recordar que hay que ir de shopping sin prisas. Yo tengo que aprender a comprar con los ojos abiertos y con los ojos cerrados sintiendo si el zapato es cómodo, porque confieso que a veces se me van los ojos y me vuelvo loca.
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